Vol 8 N° 2 | Enero 2025 p. 080 - 105 ISSN:2521-5817 DOI: http://dx.doi.org/10.22451/5817.ibj2025.vol8.2.11095


Educación financiera en estudiantes universitarios: Estudio de caso en una universidad privada de Lima

Financial Literacy among University Students: A Case Study of a Private University in Lima, Peru



Descripción del autor:

Fernando Antonio Ramos Zaga Doctorando en Gestión de Empresas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Maestro en Derecho de la Empresa por la Escuela de Postgrado Neumann. Bachiller en Derecho por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).

Fernando Antonio Ramos Zaga 1

1 Universidad Privada del Norte, Perú. (fernando.ramos9@unmsm.edu.pe)


RESUMEN


En un entorno económico global cada vez más complejo, la educación financiera (EF) se ha convertido en una competencia esencial tanto para el bienestar personal como para la estabilidad económica de una sociedad. En este contexto, los estudiantes universitarios representan un colectivo crucial, ya que sus decisiones financieras, influidas por su educación y entorno, tendrán repercusiones en el ámbito económico. Por lo anterior, el objetivo de este artículo es medir el nivel de EF en estudiantes de una universidad privada de Lima y, a su vez, determinar su relación con la carrera profesional, el nivel socioeconómico y el sexo de los participantes. Para ello, se realizó una investigación cuantitativa, para lo cual se aplicó un cuestionario estructurado a 197 estudiantes universitarios entre

19 y 22 años. Los resultados mostraron una relación estadísticamente significativa entre el nivel de EF y la carrera profesional, mas no con el estatus socioeconómico ni el sexo de los estudiantes.


Recibido: 26 de septiembre del 2024. Aceptado: 01 de octubre del 2024. Publicado: 31

de enero 2025

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Por lo tanto, se concluye que los hallazgos refuerzan la importancia de promover la cultura financiera desde una perspectiva más amplia, sin limitarse a ciertas carreras o grupos demográficos.


Palabra clave: Educación financiera, estudiantes universitarios, Lima, alfabetización financiera, habilidades financieras.


ABSTRACT

In an increasingly complex global economic environment, financial literacy (FL) has become an essential skill for both personal well-being and the economic stability of society. Within this context, university students represent a crucial demographic, as their financial decisions, influenced by their education and environment, will have significant economic repercussions. The aim of this article is to assess the level of FL among students at a private university in Lima, and to determine its relationship with their academic major, socioeconomic status, and gender. To achieve this, a quantitative study was conducted using a structured questionnaire distributed to 197 university students aged 19 to

22. The results showed no statistically significant relationship between financial knowledge and the students' academic major, socioeconomic status, or gender. Therefore, the findings highlight the importance of promoting financial literacy from a broader perspective, without restricting it to certain academic fields or demographic groups.


Keywords: Financial literacy, university students, Lima, financial education, financial competencies.


  1. INTRODUCCIÓN


    En un entorno económico mundial cada vez más complejo, la educación financiera (en adelante, EF) se ha convertido en un pilar fundamental para capacitar a las personas a tomar decisiones financieras informadas (Tiamba, 2024). Por ello, en los últimos años, gobiernos e instituciones educativas han emprendido iniciativas conjuntas para cerrar las brechas en EF, brechas que tienen profundas repercusiones tanto en el bienestar personal como en la estabilidad económica de una sociedad (Auricchio et al., 2022). En las economías en desarrollo, estas desigualdades en los conocimientos financieros son aún más evidentes, amplificadas por un acceso desigual en recursos y niveles educativos que varían considerablemente entre los distintos grupos socioeconómicos.


    La base teórica de la EF sostiene que implica no solo el conocimiento de conceptos financieros, sino también la capacidad de aplicarlos en situaciones reales. Según Lusardi (2019), existen tres dimensiones clave en la EF: conocimientos financieros básicos, habilidades financieras avanzadas y aplicación práctica en la toma de decisiones. En ese sentido, estas dimensiones son fundamentales para acceder al sistema financiero, gestionar las deudas y asegurar la estabilidad a largo plazo. Si bien es cierto que la EF está influenciada por una combinación de factores educativos y sociales, aún se requiere más investigación para comprender hasta qué punto estas influencias se relacionan con el sexo, el estatus socioeconómico y las aspiraciones profesionales.


    A pesar del creciente número de estudios sobre EF, siguen existiendo importantes lagunas en la bibliografía sobre cómo se distribuye la EF entre los distintos grupos demográficos de estudiantes. El rol del sexo ha sido ampliamente estudiado, con resultados dispares que sugieren diferencias en los comportamientos financieros (Cahuana & Orosco, 2023). Asimismo, aunque el estatus socioeconómico es un factor determinante en el acceso a la EF, su relación exacta con los niveles de EF en contextos geográficos e institucionales específicos sigue siendo poco conocida. Por otra parte, la interacción entre las aspiraciones profesionales y la EP, especialmente


    en estudiantes universitarios a punto de incorporarse al mercado laboral, es un área poco explorada.


    Comprender las implicaciones de la EF en la población de estudiantes universitarios es crucial, ya que la EF afecta directamente a la capacidad de las personas para desenvolverse en los sistemas financieros, planificar su estabilidad futura y evitar dificultades financieras a largo plazo. Así, se espera que los consumidores sean más responsables a la hora de ahorrar, pedir prestado e invertir (Consuegra, 2023). Por otro lado, la interacción entre carrera, sexo y estatus socioeconómico presenta implicaciones que podrían afectar a la desigualdad de ingresos, las oportunidades laborales y la movilidad social. Por este motivo, el presente estudio no sólo pretende ofrecer una visión en profundidad de la EF de los estudiantes universitarios, sino también destacar la importancia de las intervenciones educativas específicas.


    Dada la creciente relevancia de la EF en la configuración de los resultados económicos, este estudio es oportuno y necesario. Medir los niveles de EF en los estudiantes universitarios de Lima es crucial para formular políticas educativas y abordar las desigualdades existentes en la EF. Analizando factores como la elección de carrera profesional, el sexo y el estatus socioeconómico, pretendemos contribuir al desarrollo de programas de EF más inclusivos y efectivos. De ese modo, los hallazgos proporcionarán una base para futuras investigaciones e intervenciones que ayuden a mitigar las disparidades observadas en EF, particularmente en países en desarrollo como Perú.


    En este sentido, el objetivo de este artículo es medir el nivel de EF en estudiantes de una universidad privada de Lima y, a su vez, determinar su relación con la carrera profesional, el nivel socioeconómico y el sexo de los participantes.

    Educación Financiera


    La rápida expansión de los mercados financieros y la aparición de servicios financieros cada vez más complejos han hecho que la EF sea más esencial que


    nunca. Al dotar a las personas de conocimientos necesarios, la EF permite una comprensión integral de los complejos mecanismos que rigen los sistemas financieros y económicos en la vida cotidiana y tomar decisiones informadas basadas en información fiable (Prats, 2023). La EF se clasifica generalmente en dos tipos: EF informativa, que abarca conceptos como la comparativa de costos de créditos, y EF básica, que aborda conceptos financieros (Moreno & Moreno, 2016). Asimismo, la EF puede impartirse tanto en entornos educativos formales como informales en diversas etapas de la vida, incluido el lugar de trabajo, lo que potencialmente genera un efecto multiplicador que beneficia a familias enteras.


    En este contexto, los educadores desempeñan un papel fundamental en la difusión de la EF, en particular en los sistemas de educación superior. Los docentes desempeñan un papel decisivo en la formación de los conceptos financieros por parte de los alumnos desde una edad temprana (Álvarez-Sepúlveda, 2024). Por consiguiente, invertir en la formación y el desarrollo docente es esencial para el éxito de estas iniciativas. Los educadores bien capacitados pueden impartir una EF integral que no sólo informe a los alumnos, sino que también les permita tomar decisiones financieras prudentes.


    El objetivo principal de la EF es dotar a las personas, las familias y las empresas de los conocimientos, las habilidades y las capacidades necesarias para tomar decisiones financieras informadas (Carrillo & Mondragón, 2021). La creciente demanda de EF se debe a la introducción de nuevos servicios financieros, las modificaciones en los planes de pensiones y la proliferación de prácticas crediticias abusivas, lo cual requiere un mayor nivel de comprensión financiera. A medida que el nivel de EF de las personas mejora, se vuelven más hábiles para identificar las oportunidades financieras, lo que las empodera para generar cambios positivos en sus comunidades (Sánchez & Barreto, 2024).


    La EF es un proceso que mejora la comprensión de los conceptos y servicios financieros al proporcionar las herramientas necesarias para la toma de decisiones informadas, a fin de evaluar las oportunidades y los riesgos financieros de manera


    eficaz, mejorando en última instancia su bienestar general (Bencomo et al., 2023). A través de una formación en EF, tanto los consumidores como los inversores adquieren las habilidades necesarias para desenvolverse en las complejidades inherentes a los servicios financieros. De ese modo, se promueve la toma de decisiones prudente y se contribuye a mejorar el bienestar económico tanto a nivel personal como familiar.


    La interacción entre la EF y la cultura financiera1 (CF) es recíproca, ya que un mayor nivel de EF consolida la CF, la cual conduce a un mayor bienestar social y estimula el crecimiento económico (Carrillo & Mondragón, 2021). Por el contrario, un déficit en los niveles de EF puede erosionar la cohesión social y obstaculizar el desarrollo económico (Sánchez Cuervo, 2022). Por ende, un nivel insuficiente de EF de la población, como el uso de servicios financieros informales, la toma de decisiones financieras deficiente y una comprensión limitada de las funciones y responsabilidades de las instituciones financieras ponen en relieve la necesidad crítica de una EF integral para superar las brechas de conocimiento y promover el bienestar económico.


    Por lo tanto, la EF busca mejorar la comprensión de las personas sobre la administración del dinero y el uso de servicios financieros para mejorar su calidad de vida. Al brindar información clara y accesible, se promueve la toma de mejores decisiones financieras, tanto a nivel personal como en contextos sociales más amplios (González et al., 2023). Es así como la EF proporciona a las personas las herramientas necesarias para gestionar y hacer crecer sus activos personales, maximizando al mismo tiempo los beneficios que ofrecen los mercados financieros a largo plazo (Badillo et al., 2022).


    Es así como la EF pone en relieve la importancia de conocer los comportamientos, las actitudes y las habilidades esenciales para gestionar las finanzas personales. Un alto nivel de EF permite a las personas gestionar sus presupuestos personales y familiares de forma más eficaz, lo que fomenta la estabilidad y la resiliencia financieras (Zamudio et al., 2022).


    1 De acuerdo a Bencomo et al. (2023), la cultura financiera es la comprensión de estrategias efectivas de administración del dinero, empoderando a las personas para navegar las complejidades de la vida diaria con mayor resiliencia y confianza.


    Importancia de la EF


    La EF se ha convertido cada vez más en puntos de interés para académicos y organizaciones. A través de la EF, el acceso a la información y la orientación profesional, las personas, ya sean inversores o consumidores, pueden profundizar su comprensión de los principios y servicios financieros para identificar oportunidades y riesgos, tomar decisiones informadas y buscar ayuda cuando la necesitan, todo lo cual refuerza su seguridad financiera. La EF abarca no solo la adquisición de conocimientos, sino también el desarrollo de las habilidades y actitudes necesarias para una planificación financiera y una gestión de recursos de manera eficiente (Prieto et al., 2024).


    La disponibilidad de conocimientos financieros influye significativamente en la toma de decisiones y las prácticas de gestión financiera. Un factor clave en este proceso es la comunicación clara y eficaz sobre cuestiones financieras, que garantiza que la comprensión de términos y conceptos financieros complejos, lo que les permite aplicar el asesoramiento que reciben (Rodríguez, 2022). Más allá del mero acceso a la información, la EF implica la comprensión de las posibles consecuencias de las decisiones financieras, incluida la acumulación de riqueza y su uso juicioso.

    Por ende, la EF va más allá de la acumulación de conocimientos: requiere el desarrollo de habilidades prácticas para tomar decisiones financieras informadas en materia de ingresos, ahorros y jubilación, en particular para jóvenes y jubilados (Acero et al., 2022). Cabe señalar que los planes financieros deben estar en consonancia con los valores personales, debido a que sirven como vínculo entre las decisiones financieras como estrategia para el desarrollo económico, que beneficia tanto a las personas como a la sociedad (Guevara et al., 2021).


    Los hábitos financieros, el estilo de vida y los patrones de consumo, todos ellos influidos por la EF de una persona, desempeñan un papel fundamental en la determinación de los resultados financieros (Gonzalez & Escobar, 2023). A pesar de su importancia, la formación en EF sigue estando distribuida de forma desigual, y en algunas regiones el acceso a ella es insuficiente. Si bien es cierto, el sector privado ha introducido iniciativas destinadas a educar a diversos grupos poblacionales, no se


    logra abordar las necesidades de EF de sectores en situación de vulnerabilidad (Mejía & Azar, 2021).


    La noción errónea respecto a que las finanzas personales son un asunto exclusivo de cada individuo ha impedido aún más el avance en la expansión de la EF. La cuestión no consiste simplemente en examinar los hábitos de gasto personales, sino que implica educar a las personas sobre la variedad de servicios financieros disponibles y dotarlas de los conocimientos necesarios para tomar decisiones informadas. Por ende, la EF personalizada es vital, ya que lo que funciona para una persona puede no ser adecuado para otra (Duarte, 2024).


    La EF es fundamental para que las personas puedan elegir con conocimiento de causa entre opciones de ahorro e inversión, protegerse del fraude y los riesgos financieros. Es decir, los efectos positivos de la EF van más allá del desarrollo económico, ya que permite mejorar la calidad de vida, al tiempo que promueve el desarrollo económico sostenible tanto a nivel individual como colectivo (Abad, 2024).


    Dimensiones de la EF


    Dimensión 1: Conocimiento sobre productos y servicios financieros


    La EF proporciona a los consumidores e inversores las habilidades esenciales para comprender mejor los servicios financieros, proporcionándoles información pertinente, orientación y asesoramiento imparcial para identificar oportunidades y riesgos en los mercados financieros, tomar decisiones informadas y acceder a recursos que pueden ayudarles a mejorar su situación financiera (Hasan et al., 2021). La adquisición de habilidades financieras es crucial para reconocer los diversos riesgos y recompensas que implican los mercados financieros. Sin embargo, no todos los individuos consideran que la EF tiene la misma importancia debido a su complejidad, pues se considera que las habilidades financieras deberían reservarse para los expertos, académicos, así como formuladores de políticas públicas (Özdemir, 2022).


    Mejorar el conocimiento financiero público puede tener beneficios sociales más amplios que la toma de decisiones individuales. Un mayor nivel de EF entre la población en general tiene el potencial de influir en el comportamiento de los encargados de la toma de decisiones públicas, contribuyendo a una gestión más eficiente de los recursos limitados de la sociedad y mejorando la eficiencia general del mercado (Csorba, 2020). Asimismo, lograr la independencia financiera es un pilar fundamental del desarrollo humano, ya que proporciona a las personas la capacidad de crecer y prosperar sin ansiedad financiera. La EF desempeña un papel clave a la hora de dotar a las personas de la información, las herramientas y las habilidades necesarias para establecer prácticas financieras sólidas, fomentando la mentalidad necesaria para alcanzar objetivos financieros tanto personales como familiares (Bustos et al., 2024).


    El acceso a la información financiera presenta barreras adicionales para el público en general debido a que requiere contar con conocimientos especializados para su correcta interpretación y análisis, de los que muchas personas sin educación formal en economía pueden carecer. Asimismo, incluso cuando los datos financieros se ponen a disposición a través de publicaciones especializadas o sitios web gubernamentales, persisten los problemas de accesibilidad (Yuning, 2023). Como resultado, muchas personas consideran que la comprensión de esta información no es esencial, lo que contribuye aún más a la brecha actual en materia de EF.


    Dimensión 2: Desarrollo de competencias financieras


    Desarrollar un nivel óptimo de EF es esencial para evaluar los riesgos, tomar decisiones informadas, aumentar los ingresos y promover hábitos de consumo responsables, que pueden tener un impacto positivo en el comportamiento financiero sólido en la población en general (Mungaray et al., 2021). De ese modo, las competencias financieras permiten a las personas no solo gestionar sus finanzas personales, sino también contribuir a la estabilidad económica en general (Quenta et al., 2023). Asimismo, los programas educativos diseñados para mejorar la EF tienen como objetivo inculcar un sentido de responsabilidad personal, animando a las


    personas a evaluar los riesgos financieros, adoptar prácticas financieras prudentes y cultivar una mentalidad orientada al ahorro (Abad, 2024).


    Las competencias financieras abarcan el conocimiento y el criterio necesarios para gestionar la riqueza y utilizar los recursos financieros de manera eficiente (López, 2021). Por tanto, requiere la capacidad de tomar decisiones informadas en función de los ingresos y los ahorros. Sin embargo, la EF suele verse obstaculizada por la falta de información accesible, lo que limita la capacidad de las personas para aplicar estas habilidades de manera eficaz en su vida personal y profesional (Lara et al., 2024). Sin los conocimientos adecuados, muchas personas tienen dificultades para tomar decisiones financieras acertadas, lo que puede conducir a problemas económicos a largo plazo.


    Dimensión 3: Toma de decisiones financieras


    La toma de decisiones financieras (FDM, por sus siglas en inglés) es un proceso estratégico que implica la evaluación de datos financieros para seleccionar entre varias opciones financieras, con el objetivo final de lograr objetivos financieros específicos mediante la asignación óptima de recursos a través de medios como el financiamiento, las estrategias de inversión y la distribución de utilidades (Ren, 2022). Al emplear FDM, las empresas y las personas pueden convertir sus objetivos en planes viables y viables, lo que proporciona un camino y un enfoque claros para su recorrido financiero. Sin embargo, este proceso requiere evaluación y ajustes continuos para garantizar la estabilidad y la sostenibilidad financieras a largo plazo.


    En la toma de decisiones financieras, el énfasis no se pone únicamente en seguir fórmulas preestablecidas, sino más bien en fomentar el pensamiento crítico. En ese sentido, si bien es cierto la tecnología permite a los consumidores realizar cálculos financieros como la tasa de interés anual o la cuota mensual de un crédito, es esencial comprender las implicancias y las consecuencias de estos cálculos, lo cual alienta a los individuos a mejorar su EF, lo que les permite tomar decisiones financieras personales informadas (Restrepo, 2020). Sin esta comprensión más profunda, muchas personas subestiman la importancia de sus decisiones, lo que puede


    impedirles construir una base financiera sólida, ya sea para sus objetivos personales o para el desarrollo de una empresa familiar.


  2. METODOLOGÍA


    El enfoque cuantitativo, reconocido por su proceso metodológicamente secuencial, constituye la base del presente estudio, que tiene como objetivo explorar las relaciones entre diversas variables que influyen en los niveles de EF. El diseño del estudio es no experimental, descriptivo y correlacional.


    El objetivo principal del estudio es evaluar los niveles de EF de los estudiantes universitarios, proporcionando una base para futuras investigaciones más exhaustivas, especialmente en el contexto del crecimiento de la población. La EF se evalúa en relación con varias variables: nivel socioeconómico, carrera profesional y sexo. Para obtener una comprensión más clara del papel de cada variable, el estudio emplea un análisis descriptivo de frecuencias para establecer una base para interpretar las relaciones entre las variables. Posteriormente, se muestran los resultados de las relaciones entre las variables, utilizando la prueba de chi-cuadrado de Pearson para examinar las interacciones, especialmente entre las variables cualitativas. Los cálculos de chi-cuadrado, críticos para la prueba de hipótesis, se realizaron utilizando el software SPSS de IBM.


    Con base en la revisión de la literatura, el estudio postula que el nivel de EF está relacionado con diversos factores humanos y ambientales. Para investigar estas conexiones, el estudio formula varias hipótesis. Estas hipótesis examinan la posible dependencia de la EF de variables como la carrera profesional, el nivel socioeconómico y el sexo. Para evaluar estas hipótesis, el estudio adopta un nivel de confianza del 95% y un error máximo permitido (alfa) del 5%, lo que garantiza un marco sólido para las pruebas estadísticas.

    Población y muestra


    La población de estudio está compuesta por estudiantes universitarios de a partir de los 19 años, todos matriculados en una universidad privada de Lima. El


    estudio se centra en un muestreo no probabilístico en lugar de un enfoque sistemático basado en algoritmos para definir el tamaño de la muestra.


    Dado que la muestra no fue determinada a través de métodos probabilísticos, no puede considerarse representativa de toda la población. En este estudio se utiliza un muestreo no probabilístico, en el que los elementos se seleccionan con base en criterios ajenos a la probabilidad, enfatizando que el tipo de muestreo es por conveniencia. En concreto, los estudiantes se encuentran cursando entre el quinto y séptimo ciclo de estudios de cada programa académico ofrecido en modalidad presencial. De ese modo, se pudo asegurar que los estudiantes representaran un grupo relativamente homogéneo, particularmente en términos de su nivel educativo. Se excluyó deliberadamente del estudio a los estudiantes de los semestres académicos inferiores y superiores para mantener esta homogeneidad. El estudio también excluyó a las personas casadas o con hijos, ya que estos factores podrían introducir variables no relacionadas con el objetivo principal de la investigación. Por lo tanto, la metodología general se diseñó para que fuera selectiva y específica, asegurando que la muestra elegida representara mejor las características pertinentes a los objetivos del estudio. Finalmente, el instrumento fue aplicado a 197 estudiantes.


    Instrumento


    Se aplicó la Encuestas de capacidades financieras de Perú 2019, desarrollado por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (Zárate et al., 2021). La sección Conocimiento financiero, está compuesta por 7 preguntas diferentes en total, contiene preguntas cerradas y de opción múltiple. Por otro lado, la sección Actitudes y comportamiento contiene 13 preguntas de tipo cerrado permite medir la intensidad de las opiniones y percepciones sobre temas financieros, facilitando un análisis cuantitativo de las actitudes hacia el gasto, el ahorro, la inversión y el uso de tecnologías financieras.


  3. RESULTADOS


    Para comprender en profundidad cómo contribuye cada variable a los resultados generales del estudio, el marco metodológico presenta primero un análisis de frecuencia estadística de cada variable. La distribución de la edad entre los encuestados muestra que la edad mayoritaria es de 19 años, con una edad media de 20,82 años. Los participantes cuentan con edades entre 19 y 22 años. Este rango de edad sirve como un elemento demográfico importante del estudio, ya que proporciona contexto para el entorno socioeconómico de los encuestados. Asimismo, cabe destacar que una parte significativa de la muestra procede de estratos socioeconómicas más bajas, lo que enriquece aún más el conjunto de datos con dimensiones sociales en situación de vulnerabilidad.


    La estratificación socioeconómica es un componente clave del análisis. En particular, el 37.5% de la muestra pertenece al NSE E, seguido por el NSE C por un 32.8% y NSE D por un 29.7%. Esto indica que la mayoría de los participantes provienen de entornos económicamente desfavorecidos, lo que puede influir en sus conocimientos y comportamientos financieros. La distribución por sexo fue casi equilibrada, ya que el 47,7% de los encuestados se identificaron como hombres y el 52,3% como mujeres, lo que ofrece una perspectiva equilibrada sobre las influencias relacionadas con el sexo en el estudio. Estos indicadores demográficos son cruciales para interpretar los resultados de EF, ya que contextualizan los factores que podrían afectar la capacidad de toma de decisiones financieras de los participantes.


    Se prestó especial atención a la variable Nivel de EF, ya que el instrumento utilizado para la evaluación arrojó datos no homogéneos en toda la muestra. Para abordar esto, la variable se clasificó en tres grupos distintos: alto, moderado y bajo. Estas categorías se definieron mediante intervalos numéricos específicos asignados a cada respuesta, en los que las respuestas positivas puntuaban un punto y las negativas, cero. La puntuación total posible para la EF oscilaba entre 0 y 20, lo que refleja el número variable de preguntas en cada componente de gestión financiera. Este enfoque garantiza una evaluación más estandarizada en las diferentes secciones


    del cuestionario, lo que permite una evaluación coherente de los niveles de EF entre los participantes.


    Para determinar el punto en el que un individuo posee un nivel suficiente de EF, se debe establecer un valor de referencia, determinando el número mínimo de respuestas favorables, siendo un total de 11 puntos el umbral o punto de inflexión. Es decir, los estudiantes con una puntuación de 11 puntos o más se consideraron con un conocimiento suficiente de los conceptos financieros. Asimismo, se consideró la posibilidad de una desviación aceptable de este umbral, con un margen permitido de un punto para tener en cuenta la variación en los datos.


    Utilizando este sistema de puntuación, los participantes fueron clasificados en grupos de EF: aquellos con una puntuación entre 0 y 10 fueron clasificados como nivel EF bajo, aquellos con una puntuación entre 11 y 15 fueron considerados de nivel EF moderada, y aquellos con una puntuación entre 16 y 20 fueron clasificados como de nivel EF alto. Los resultados muestran que el 45.2% de los encuestados se encuentran en la categoría de EF baja, el 41.3% en la categoría de EF moderada, y el 13.5% en la categoría de EF alta, lo que pone de relieve una falta general de conocimientos financieros avanzados dentro de la muestra. De esa manera, el hallazgo subraya la importancia de la EF, ya que la mayoría de los encuestados no alcanzaron altos niveles de EF.


    Contraste de hipótesis


    El estudio en cuestión investigó la relación entre la EF y la carrera profesional. El uso de una prueba de Chi-cuadrado reveló un resultado estadístico significativo, donde el valor p medido fue de 0,012 con 18 grados de libertad. Esto indica una relación significativa entre la carrera cursada por los estudiantes y su nivel de EF. En concreto, sugiere que los diferentes programas educativos pueden contribuir a distintos niveles de EF entre los estudiantes, lo que justifica una mayor exploración de las relaciones intracategoría dentro de los datos.


    Tabla 1


    Nivel de EF y carrera profesional


    Valor

    df

    Significación asintótica (bilateral)

    Chi-cuadrado de Pearson 34,879a

    18

    0,012

    Razón de verosimilitud 37,985

    N de casos válidos 197

    18

    0,006


    a. 9 casillas (30,0%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es 3,15.


    La estadística de Chi-cuadrado indicó que el 30,0% de los valores teóricos esperados en la tabla de contingencia eran menores a cinco, lo que sugiere un problema potencial con la confiabilidad de la asociación estadística en esas categorías. Esto implica que, si bien una parte de los datos mostró una correlación significativa, particularmente en el 30,0% de las categorías, el resto puede no demostrar un vínculo tan fuerte. Este hallazgo plantea la necesidad de una comprensión más matizada de cómo ciertas carreras profesionales influyen en la EF más que otros.


    Para tal finalidad, se construyó una tabla de contingencia detallada para examinar la relación más de cerca, destacando particularmente los niveles de EF en programas como Administración (que muestra niveles altos y bajos) y Enfermería (que muestra niveles más bajos).


    Tabla 2


    Valores de chi-cuadrado: Nivel de EF y carrera profesional


    Nivel EF

    ENF

    ARQ

    DER

    ECON

    CONT

    ADMN

    Totales

    ALTO

    0.511

    0.665

    0.206

    0.595

    0.470

    6.617

    9.064

    MEDIO

    1.571

    1.016

    0.064

    0.537

    0.268

    0.112

    3.568

    BAJO

    5.505

    1.554

    0.648

    1.275

    0.566

    5.522

    15.070

    Totales

    7.587

    3.235

    0.918

    2.407

    1.304

    12.251

    27.702

    Fuente: Propia


    Los resultados muestran diferencias significativas entre el nivel de EF y la carrera profesional elegida. Los encuestados con un nivel bajo de EF presentan las asociaciones más fuertes con las carreras de Enfermería (5.505) y Arquitectura (1.554). En cambio, los encuestados con un nivel alto de EF se asocian con la carrera de Administración (6.617). El nivel medio de EF muestra valores más bajos de chi- cuadrado en todas las carreras, lo que sugiere una menor asociación en relación con este grupo.


    Tabla 3


    Nivel de EF y sexo de encuestado



    Valor

    df

    Significación asintótica (bilateral)

    Chi-cuadrado de Pearson

    ,275a

    2

    0,875

    Razón de verosimilitud

    ,275

    2

    0,875

    N de casos válidos

    197




    a. 0 casillas (0,0%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es 15,35.


    El estudio también exploró la variable sexo del encuestado y su posible correlación con la EF de los estudiantes. Sin embargo, no se encontraron relaciones significativas entre estas variables y la EF. Los valores p de 0,875 para el sexo superaron el umbral alfa de 0,05, lo que indica que estos factores no tuvieron un efecto estadísticamente significativo en los niveles de EF entre los estudiantes encuestados. Estos hallazgos sugieren que los factores demográficos como el sexo no desempeña un rol fundamental en la determinación de los resultados de EF dentro de este contexto específico.


    Tabla 4


    Nivel de EF y nivel socioeconómico



    Valor

    df

    Significación asintótica (bilateral)

    Chi-cuadrado de Pearson

    7,745a

    4

    0,105

    Razón de verosimilitud

    10,489

    4

    0,031

    N de casos válidos

    197




    a. 3 casillas (33,3%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es 1,65.


    Se evaluó una posible relación el nivel socioeconómico y la EF, el cual no arrojó una correlación significativa. La prueba de chi-cuadrado para esta variable arrojó un valor p de 0,105, por encima del umbral alfa, lo que confirmó que no existe una relación significativa entre el sector socioeconómico y el grado de EF. En ese sentido, se puede afirmar que la EF no está fuertemente influenciada por factores sociodemográficos en la población estudiada, lo que limita aún más el enfoque a la influencia de las carreras profesionales.


  4. DISCUSIÓN

    Los resultados de esta investigación aportan conclusiones esclarecedoras sobre los niveles de EF entre los estudiantes universitarios, a partir del análisis de variables demográficas como la carrera, el nivel socioeconómico (NSE) y el sexo. Si bien los resultados apuntan algunas tendencias esperadas, también se plantea la necesidad de un análisis más profundo a través del marco teórico establecido.


    EF y carrera profesional


    El análisis sugiere que existe una relación estadísticamente significativa entre el nivel de EF y las carreras elegidas por los estudiantes, como indican los resultados de la prueba Chi-cuadrado (p = 0,012). Este hallazgo muestra que las carreras, en particular las de ciencias empresariales, puedan mostrar niveles más altos de EF en comparación con otras, como las ciencias de la salud o las ciencias sociales. Teóricamente, se ha establecido que la EF es crucial para tomar decisiones


    informadas sobre la acumulación de riqueza, la gestión de la deuda y la planificación financiera (Hernández-Fuentes et al., 2024). Sin embargo, la falta de diferenciación de la EF en las distintas especialidades podría indicar que los actuales planes de estudios universitarios no integran la EF en todas las disciplinas, lo que deja a los estudiantes con habilidades limitadas para la gestión financiera, independientemente de su campo de estudio.


    Este resultado es coherente con investigaciones anteriores, que sugieren que el impacto de la EF está relacionado con la formación en disciplinas específicas (Peñarreta-Quezada et al., 2024). Para mejorar la EF, es posible que las universidades deban considerar la implementación de programas interdisciplinarios que aborden la EF más allá de los límites tradicionales de los cursos relacionados con los negocios.


    EF y sexo


    Los resultados no muestran una relación estadísticamente significativa entre la EF y el sexo, con valores p de hasta 0,875, lo que contradice estudios anteriores que sugieren una brecha de sexo en la EF y que a menudo revelan que las mujeres tienden a tener niveles más bajos de conocimientos financieros en comparación con los hombres (Peñarreta-Quezada et al., 2024). Sin embargo, la ausencia de disparidad de sexo en esta muestra podría atribuirse a la creciente participación de las mujeres en la educación superior y a la amplia disponibilidad de recursos de EF.


    La ausencia de diferencias significativas en este estudio también podría indicar un cierre gradual de la brecha de género en la EF entre las poblaciones más jóvenes, que se ha observado en las últimas tendencias mundiales (Monticone, 2023). No obstante, es importante considerar si las preguntas de la encuesta eran igualmente relevantes y comprensibles tanto para hombres como para mujeres, ya que todavía pueden existir diferencias en la forma en que se aplican los conocimientos financieros en situaciones de la vida real (Yao et al., 2023).


    EF y estatus socioeconómico


    El estudio tampoco revela una relación significativa entre los niveles de EF y el estatus socioeconómico (p = 0,105). La falta de variación significativa en los conocimientos financieros entre las categorías socioeconómicas, que van desde los grupos de bajos ingresos (NSE E) a los grupos de ingresos medios (NSE C), sugiere que el acceso a los conocimientos y recursos financieros puede no estar distribuido de manera uniforme o dirigido eficazmente a satisfacer las necesidades de los diferentes grupos socioeconómicos, lo que contradice la hipótesis teórica de que los estudiantes de entornos socioeconómicos más bajos podrían mostrar niveles más bajos de conocimientos financieros debido a que tienen menos oportunidades de EF (Anders et al., 2023).


    Si bien es cierto, las políticas de inclusión financiera tienen como objetivo mejorar el acceso a los servicios financieros, el estudio sugiere que el acceso a información financiera puede no ser suficiente para mejorar los niveles de EF, especialmente para los grupos vulnerables, lo cual pone en relieve la necesidad de iniciativas de EF más específicas dirigidas a grupos específicos del NSE para garantizar que los estudiantes de familias con menores ingresos puedan beneficiarse de los programas de EF y tomar decisiones financieras informadas, reduciendo así su vulnerabilidad económica (Ramos-Zaga, 2023).


  5. CONCLUSIONES


    Las conclusiones del estudio indican que existe una relación significativa entre el nivel de EF y la carrera profesional de los estudiantes universitarios. Asimismo, el nivel socioeconómico no parece influir sustancialmente en la adquisición de competencias financieras, lo que cuestiona la idea de que los estudiantes procedentes de familias con menos recursos económicos tendrían un menor acceso a la EF. Por consiguiente, no se observan diferencias significativas entre hombres y mujeres en términos de EF, lo que sugiere una posible convergencia en los niveles de conocimientos financieros.


    Los resultados cuestionan la idea de que variables como el estatus socioeconómico tengan un impacto directo y determinante en el nivel de EF, sugiriendo que otros elementos, quizás menos estudiados, podrían estar jugando un papel más importante, lo que contribuye a la literatura planteando la necesidad de repensar los enfoques actuales de enseñanza y difusión de la EF, enfatizando la idea de que dicha educación no debe estar ligada únicamente a disciplinas o contextos socioeconómicos específicos.


    Dado que no se observaron diferencias significativas en el nivel de conocimientos financieros entre niveles socioeconómicos, las instituciones educativas podrían poner en marcha programas de EF integrados en todos los planes de estudios. De este modo, los estudiantes, independientemente de su campo de estudio, puedan tener acceso a herramientas y conocimientos financieros que les preparen para tomar decisiones financieras informadas. En el mismo sentido, los resultados refuerzan la importancia de promover la EF desde una perspectiva más general, no limitada a determinadas carreras o grupos demográficos.


    Las principales limitaciones del estudio se encuentran en el tamaño y el tipo de muestra, compuesta por estudiantes de una única universidad y recogida mediante muestreo por conveniencia, lo que restringe la capacidad de generalizar los resultados a otras poblaciones estudiantiles o contextos educativos. Si bien es cierto, los resultados son reveladores, las limitaciones plantean la necesidad de abordar el estudio de la EF desde enfoques más sólidos y representativos.


    Un aspecto para considerar en investigaciones futuras sería la incorporación de un enfoque cualitativo para obtener una visión matizada de cómo los estudiantes entienden y aplican la EF en su vida cotidiana. Asimismo, sería valioso explorar el rol de los variables contextuales, como la aversión al sistema financiero o el acceso a los servicios financieros, en la formación de competencias financieras mediante investigaciones longitudinales que midieran el impacto de intervenciones educativas específicas en el comportamiento financiero de los estudiantes a lo largo del tiempo, lo que podría ofrecer nuevas perspectivas sobre la eficacia de los programas de EF.


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